Las gotas en los toldos de Madrid recordaban a sus pasos.
-Por dios Romeo, como llueve-dije gritando porque tenia los cascos puestos.
-No quieres ir a casa?- obviamente no me contesto pero si tiró de la correa para oler algo que le llamaba la atención. Yo solo llevaba una chaqueta con una camiseta de manga corta por debajo y hacia -5º. Mañana pulmonía. Mi pelo daba asco, parecia una fregona.
-Hey! que haces aquí, así?- dijo una voz. Yo no le escuchaba porque estaba con los cascos puestos. Me toco el hombro y me asusté. Entonces me dí la vuelta, las gotas se calaban por mi cuerpo.
-Hey! que haces así con el frio que hace?-repitió
-Eso mismo puedo preguntar yo, no?
-Si, pero yo tengo un abrigo y tu no.
-Dejame en paz - No tenia ningun problema con el, pero estaba harta de que siempre fuera igual.
- ¿Sigues enfadada?
-No, que va.
-Deja el sarcasmo por hoy, por favor.
-Iba sin sarcasmo- era verdad. No estaba enfadada.
- No queria hacerte sentir mal, no queria anteponer algo tan tonto ante tí.
Sonreí y tiré de Romeo, saque las llaves y me metí en el portal. Al llegar a casa me quité la ropa y me puse el pijama, me sequé el pelo y me meti en la cama.
-Hala, mañana ya se verá.